martes, 4 de noviembre de 2008

El cambio del negro o del panameño.

Hoy las masas -como los comunistas definían en su argot socio-político al conjunto de la población- acudirán a votar en los Estados Unidos de América. Se prevee una gran participación, es más, los datos apuntan a una participación record, lo hemos podido constatar en los medios de comunicación, lo que nos puede hacer sentir orgullosos a los que nos denominamos demócratas. Hoy es el tiempo del cambio. Y el cambio vendrá orquetado por Obama o por McCain. Ninguno de los dos, ni McCain, apostará por la continuidad de la política perpetrada por la Administración Bush de los últimos ochos años, sin duda el peor comandante en jefe que ha dormido en la Casa Blanca en la historia reciente norteamericana. El balance final de la política de Goerge W. Bush es penoso, porque nunca supo a que atenerse ni que defender, amparando su ignorancia en la supuesta lucha divina contra los fundamentalistas islámicos.El republicano dejará a su sucesor un país plagado de déficit que tardará en remontar el vuelo y un sistema finaciero -seguramente el más importante del mundo- herido de muerte y cuya sangre se pasea por Wall Street rompiendo los últimos reductos del sueño americano. Su próxima parada será la Isla de Ellis.
McCain a estas horas se encuentra en su búnker de Phoenix, Arizona, el estado del Gran Cañón, paseando el máuser como seguramente lo paseaba por el Vietnam. Obama seguramente esté pensando que con él de Presidente de la primera nación del mundo se acabarán todos los prejuicios raciales que quiso borrar el yankee Lincoln, aquel barbudo honrado de Kentucky cuyo sueño vió el final en el teatro de Ford, despertando bruscamente de él bajo la bala de John Wilkes Booth. Estaba viendo un drama.
Pero, ¿cuál es la esencia de éste día?. Parecerá exagerado, pero es que el mundo elige presidente. No, no votamos todos, vota una nación orgullosa,impredecible, luchadora. Votan aquellos descendientes de irlandeses, ingleses, africanos, latinos, italianos, españoles que antes de llegar a Manhattan pasaron por la isla de Ellis -menos los africanos que pasaron de sus chozas a la bodega de una galera- . Y yo creo que mi afirmación es cierta. El inquilino que pase los próximos cuatro años en el 1600 de la Avenida de Pensylvannia, indirectamente o no, regirá los destinos mundiales de occidente.
Respecto a la participación récord, es admirable la cantidad de gente que mueve Obama. Es bueno para él éste índice, porque en mi opinión esa gente que nunca va a votar seguramente vote por él. No quiero sacar mi faceta de analista político, porque puedo quedar en evidencia, además de que nunca he sido un buen adivino, pero ésta vez si que tengo la intuición de que el abogado negro de Illinois ganará las elecciones frente al condecorado de Vietnam y a la fundamentalista de Alaska. Por mí, que la señorita Palin se vaya a Alaska, se monte en un helicóptero y empiece a disparar a lobos o a todo bicho viviente sin darle el alto. Será una imágen digna de incluir en la cinta de "Apocalypse Now". Y es que la puritana Palin, más que ser un fuerte punto de apoyo para McCain como todos opinábamos al principio, no ha sido más que un lastre para la campaña del viejo senador de Arizona. Sus comentarios acerca de la guerra de Irak o sobre Rusia han hecho temblar a medio mundo sólo de imaginar a esta señora con un poco de poder.
Por último, decir que unas imágenes que ví en un mitin de Obama recientemente me ablandaron el corazón. Una viejecita, de unos ochenta años, llorando al ver por fin que un negro puede ocupar el Ala Oeste. Esas lágrimas no tienes precio, porque esas lágrimas seguramente se escaparon mejillas abajo cuando a esa viejecita, de niña, no podía sentarse en el autobús, ni ir a la escuela, ni pasear por la calle sin que el típico vaquero o coronel sureño americano la llamase "puta negra".
Obama, por esa viejecita, por los millones de vejaciones que sufrísteis y sufrís, por la gente que creemos enel cambio y en que ése cambio lo reflejas tú, por favor, gana las elecciones, y cuando en España amanezca y yo me conecte a éste ordenador dentro de unos días, lea que ya no es un sueño y dentro de años, de muchos años, si Dios quiere, pueda decir a mis nietos que yo tenía diecinueve años cuando el primer hombre de raza negra llegó a la Casa Blanca.
Ayer fue Rosa Parks en el autobús de Montgomery, ayer fue Martin Luther King en su discurso en Washington. Desgraciadamente, ellos ya no están para verte. Ten por seguro que desde algún lugar te estarán observando junto a tu abuela Madelyn y sonreirán por ver lo que han conseguido mediante la lucha. Obama, mañana serás tú en las urnas.

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